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El hombre remodela el ciclo del agua:
Una perspectiva galáctica

Categorías de interacción
con el ciclo del agua

por Benjamin Deniston
abril de 2015


Prefacio


El futuro del agua depende de una nueva comprensión del ciclo global del agua, determinado por los procesos solares y galácticos, y de un nuevo compromiso del hombre para mejorar su manejo del sistema desde estos niveles superiores.

La gran mayoría de la gestión actual del agua cae en una categoría particular de interacción con el ciclo del agua: la utilización y gestión del agua que ha caído a los continentes, de la cual podemos disponer en los lagos, ríos y depósitos de agua subterránea. Pero la gestión del agua mientras sigue su curso a lo largo del terreno y regresa al océano es solo la fase final de un ciclo del agua más largo.

El agua superficial y subterránea procede de la precipitación de solo una fracción de la reserva de vapor de agua atmosférico mucho mayor que llena los cielos del mundo. Globalmente, en promedio, cerca del 90% del agua evaporada de los océanos nunca llega al suelo continental, sino que se precipita de nuevo en los océanos y hay, en promedio, diez veces más agua fresca que fluye de los océanos a la atmósfera que la que fluye de los ríos a los océanos.[1]

El propio océano es esencialmente una fuente inagotable de agua, que contiene el 97% de toda el agua sobre la Tierra, y mucho más de 300 mil veces más agua que todo el consumo del planeta en un año.

No hay nada que le impida a la humanidad desarrollar, expandir y aumentar el ciclo global del agua a partir de estos niveles superiores.

Para California y el oeste de Estados Unidos esto significa ir más allá de la gestión de la nieve acumulada, los ríos, el agua subterránea y sistemas relacionados de la región. Proporcionar agua al occidente estadounidense empieza hoy con el océano Pacífico Norte en su conjunto, gestionando su relación con Norteamérica.

Mientras los vientos "del oeste" conducen la humedad del océano Pacífico desde el oeste hacia el este, la inmensa mayoría de la humedad atmosférica enviada a Norteamérica occidental se concentra excesivamente en el noroeste, donde mucha de ella retorna al océano muy rápidamente. Una primera aproximación para abordar la crisis de agua del sudoeste de Estados Unidos es ampliar la distancia geográfica y el tiempo del componente superficial de este ciclo mediante un gran proyecto de transferencia de agua para trasladar una parte de esta agua fresca disponible a lo largo del sudoeste, antes de que regrese al océano. El diseño de la Alianza Hidráulica y Energética de Norteamérica (NAWAPA, por sus siglas en inglés) todavía sigue siendo la propuesta más desarrollada para este aspecto de una nueva era de gestión de la interacción del océano Pacífico y el continente norteamericano.

Pero este es solo el último componente del ciclo (la gestión de los flujos de superficie). También debemos considerar el primer componente, la fuente del agua para los continentes: los océanos. Existen tecnologías de desalinización, que permiten a la humanidad sustituir su dependencia del proceso natural de evaporación y precipitación, generando sus propias fuentes de agua fresca directamente de los océanos. Aunque esto se está haciendo a pequeña escala alrededor del mundo, los niveles superiores de energía per cápita y por kilómetro cuadrado que proporciona una economía nuclear y un programa que impulse la fusión harán posible dar un gran salto en el volumen de desalinización. A lo largo de la costa de California podemos crear pequeños ríos de agua fresca, que fluyan del océano hacia el continente, bajo nuestra dirección. Esto va más allá de la simple gestión de la distribución existente de agua fresca depositada por el ciclo natural del agua, y expresa una categoría cualitativamente diferente de interacción, para incrementar el ciclo total de agua fresca de todo el continente, en lugar de simplemente gestionar lo que está a la mano.

Un tercer punto de intervención en el ciclo es la conexión entre estos componentes, el primero y el último, los flujos de humedad atmosférica. Esto tiene la ventaja de mejorar los efectos del trabajo que ya realiza el Sol. El Sol emplea una gran cantidad de energía para evaporar y desalinizar el agua de los océanos, creando condiciones en las que volúmenes increíbles de agua fresca fluyen a lo largo del cielo, a enormes distancias, esperando encontrar las condiciones particulares que desencadenan la condensación y precipitación. No son raros los llamados ríos atmosféricos, que conducen flujos de humedad a través del cielo comparables con el flujo del río Misisipi. Desafortunadamente, en promedio global, solo el 10% de la humedad atmosférica producida por los océanos cae en los continentes. Sin embargo, numerosos ensayos ya han demostrado que se pueden utilizar ciertos sistemas de ionización instalados en tierra para modular las condiciones atmosféricas que intervienen en la determinación de cuándo y dónde se condensa y precipita la humedad atmosférica. Aunque no está totalmente claro qué tanta agua puedan proporcionar esos sistemas para California, con esta tecnología se puede aumentar la lluvia en regiones deseadas, y se debe utilizar de inmediato a lo largo de la costa de California.

Cada uno de estos tres enfoques (traslado de agua superficial, desalinización del agua del océano y control de la humedad atmosférica) representa una interacción cualitativamente diferente con el ciclo del agua, pero se les debe desarrollar como componentes interactuantes e interdependientes de un programa único de acción para California y el sudoeste de Estados Unidos. La supervivencia de la población de esta región depende del desarrollo de una gestión de orden superior del ciclo del agua del océano Pacífico norteamericano como un todo, en todos sus aspectos.

A continuación desarrollaremos cada una de estas tres categorías, sus potencialidades e interacciones, y aplicaciones a la crisis específica que enfrenta Estados Unidos.


Control de la humedad atmosférica


A partir de cálculos del promedio mundial, se estima que cada año se evaporan 413 mil kilómetros cúbicos de agua fresca de los océanos. En comparación, el caudaloso río Misisipi descarga solo 530 kilómetros cúbicos al año en el Golfo de México. La suma de la descarga de todos los ríos del planeta solo llega a 40 mil kilómetros cúbicos al año, menos de un décimo de la evaporación total del océano.

Este flujo atmosférico es una inmensa fuente de agua fresca que ofrece generosamente el trabajo del Sol, aunque el 90% de ella no cae en los continentes. ¿Podría la humanidad acceder posiblemente a esta porción sin utilizar del agua fresca que constantemente produce el Sol, un recurso que es un orden de magnitud mayor que el disponible en todos los ríos del mundo en conjunto?

Esto ha sido materia de mucha especulación, investigación y anhelo. "Creación de lluvia", "cambio del clima", "siembra de nubes" son términos que de inmediato nos vienen a la mente. ¿Podría haber mayores posibilidades de manejar la crisis del agua mediante esta capacidad tan anhelada de influir y controlar el clima?


Ver ampliación
El ciclo de 32 millones de años del movimiento de nuestro Sistema Solar arriba y abajo del disco galáctico.

Aquí nos centraremos en una tecnología particular, el uso de sistemas de ionización para estimular la condensación y precipitación de vapor de agua atmosférico. Durante décadas, en varias naciones se han empleado con éxito variantes apenas diferentes de estas tecnologías de ionización para aumentar la lluvia, en condiciones diferentes. Sin embargo, antes de analizar las demostraciones exitosas, las aplicaciones potenciales para Estados Unidos y la interacción de este enfoque con otros, debemos partir de un entendimiento superior de qué nos dice este enfoque acerca de nuestro ciclo del agua.

El método general consiste en utilizar estos sistemas de ionización instalados en tierra para modular las condiciones atmosféricas involucradas en determinar cuándo y dónde se condensa y precipita la humedad atmosférica. Sin embargo, a la vez que estos sistemas han mostrado éxitos claros, no entendemos plenamente todos los aspectos de las condiciones atmosféricas que intervienen en estos procesos, y la búsqueda de un entendimiento más pleno nos lleva a una perspectiva superior, galáctica, sobre la naturaleza del ciclo del agua de la Tierra.


Una perspectiva galáctica


Ya desde 1989 uno de los científicos rusos destacados en el campo de la física solar-terrestre, M. I. Pudovkin, planteó la hipótesis de que la radiación cósmica galáctica afectaba el clima y el ambiente de la Tierra.[2] Durante los años siguientes, Pudovkin y su equipo se convirtieron en un grupo prominente dentro de un movimiento creciente que estudia esta interacción entre la galaxia el Sol y la Tierra.[3]

En Occidente se empezó a popularizar una tesis similar a fines de la década de los 1990, cuando el físico danés Prof. Henrik Svensmark empezó a abogar por una nueva ciencia, la "cosmoclimatología". Svensmark y sus asociados mostraron correlaciones entre cambios en la capa de nubes global y variaciones en la radiación cósmica galáctica, y sugirieron que los efectos ionizantes de la radiación cósmica jugaban un rol en estimular la formación de nubes, afectando así el clima mediante la modulación de la cantidad de radiación solar que llega a la superficie de la Tierra, mediante la creación de nubes. Svensmark planteó que los iones creados por la radiación cósmica galáctica se vuelven centros a cuyo alrededor se puede condensar el vapor de agua, facilitando el desarrollo de las nubes.

El rol de la radiación cósmica galáctica en ayudar a estimular la condensación del vapor de agua tiene consecuencias adicionales en el balance energético del sistema atmosférico. Porque se requiere de una cantidad relativamente grande de energía para evaporar agua, hay una enorme reserva de energía potencial en el vapor de agua de la atmósfera y esta energía se libera como calor cuando el agua se condensa y regresa al estado líquido.[4] ¿Cuánta energía está involucrada aquí? Cerca de una cuarta parte de la energía del Sol que llega a la Tierra se captura en el proceso de evaporación, y se libera de nuevo en la atmósfera, como calor, cuando se condensa el vapor. ¡Energía equivalente a 7 millones de megatoneladas de TNT se almacena en el vapor de agua de la atmósfera en todo momento, y el flujo promedio de energía liberada por la condensación del vapor de agua en la atmósfera es de unos 30 millones de gigawatts, lo cual proporciona una fuente importante de calor a la atmósfera.

En comparación, la energía total de todos los rayos cósmicos galácticos que intersecan la Tierra es extremadamente pequeña, cuantitativamente. Sin embargo, la cualidad ionizante de esa corriente galáctica puede actuar como un factor que modula estos flujos de energía mucho más significativos, estimulando la formación de nubes y la liberación de calor latente. Para una ilustración del tipo de efecto que pueden tener las variaciones en la radiación cósmica galáctica hasta en los más poderosos sistemas atmosféricos, véase el estudio del profesor Sergey Pulinets que muestra cómo una variación en el flujo de radiaciones cósmicas galácticas condujo a un significativo fortalecimiento del huracán Katrina en 2005 (véase el recuadro).

Esto aporta una perspectiva completamente nueva sobre la naturaleza del ciclo global del agua de la Tierra. El componente atmosférico del ciclo del agua, y las condiciones climáticas asociadas que se experimentan en la Tierra expresan un efecto del sistema galáctico como un todo, llevando el ciclo del agua más allá de la Tierra o incluso del sistema solar.

Otras evidencias ya han estado apuntando en esta dirección.

Estudios de los registros de muy larga duración del clima de la Tierra, han evidenciado ciclos de variaciones del clima de gran duración, en la escala de decenas de millones de años. En aproximadamente 140 millones de años, la Tierra ha pasado por ciclos de grandes períodos de glaciación global, en un ciclo que corresponde al movimiento de nuestro sistema solar dentro y fuera de los brazos de la espiral de nuestra galaxia.[5] En un período ligeramente más corto, los registros señalan un ciclo de 32 millones de años de enfriamiento del clima y también de calentamiento, una variación que corresponde a las oscilaciones de nuestro sistema solar por encima y por abajo del plano de nuestro disco galáctico.[6]

Las condiciones de la radiación cósmica galáctica varían en estas diferentes regiones de la galaxia (encima o debajo del disco; en el disco; en un brazo espiral, etc.), y en ambos ciclos de larga duración vemos señales de que el clima de la Tierra (y necesariamente el ciclo global del agua) cambia como respuesta a la experiencia de estos diferentes ambientes galácticos.

Ilustración de la estructura de una torre ELAT.

Esto nos regresa a la pregunta inicial: cómo entender mejor y utilizar las condiciones atmosféricas que intervienen en la determinación de cuándo y dónde se condensa la humedad atmosférica y se precipita. Vemos que esto nos conduce nada menos que a la relación entre el sistema solar y nuestra galaxia de la Vía Láctea.

Las fronteras de la gestión del ciclo del agua consisten en aprovechar y modular las condiciones relacionadas y asociadas con este factor galáctico en el ciclo del agua (y del clima); esto es, desarrollar una perspectiva galáctica sobre el ciclo del agua y utilizar esta comprensión para producir nuestro propio control sobre el sistema.

Como ya se ha mencionado, aprovechar este aspecto del ciclo global del agua tiene ciertas ventajas únicas. Primero, es un recurso abundante. El flujo de agua (de los océanos a la atmósfera) es un orden de magnitud mayor que el flujo en todo el sistema de ríos del mundo. Segundo, el Sol ya ha puesto la cantidad de energía requerida para la desalinización. Tercero, procesos de ionización afinados (usando niveles de energía relativamente bajos) pueden desencadenar grandes efectos, aportando una energía relativamente pequeña para poder acceder a estas enormes fuentes de agua atmosférica.

Aquí pasaremos revista a algunos de los lugares donde estos tipos de efectos ya se han utilizado exitosamente mediante tecnologías de ionización instaladas en tierra para aumentar las precipitaciones en localidades deseadas.

De acuerdo con la información a nuestro alcance, una variación de esta tecnología se desarrolló y utilizó en Rusia en la década de los 1980, luego se comenzó a usar en México en la década de los 1990, y más recientemente se usó con éxito en Israel. Otra variante de esta tecnología se probó y demostró en Suiza en 2005, se puso en funcionamiento para usarse en los Emiratos Árabes Unidos el siguiente año, luego se usó para una serie de exitosos ensayos de demostraciones en Australia de 2007 a 2010, y ahora se está utilizando para una nueva serie de ensayos en Omán, que empezaron en 2013 y está programado que operen en 2018.

ELAT: De Rusia a México e Israel

En 1984, en el laboratorio de Protección Meteorológica de Moscú, en el ayuntamiento de Moscú, se iniciaron trabajos experimentales sobre modificación del clima empleando sistemas de ionización eléctrica. La primera estación activa –-que utilizó la tecnología ELAT (Electrificación Local de la Atmósfera Terrestre)-– se construyó en 1986 y se utilizó para experimentar en el mejoramiento de las condiciones climáticas en Moscú. En la década de los 1990, un científico ruso que participaba en este trabajo inicial, el Dr. Lev Pokhmelnykh, empezó a ofrecer públicamente sus servicios para la modificación del clima, basado en su experiencia con tecnologías desarrolladas en Rusia.[7] Esto creó suficiente alboroto como para que el periódico británico Independent y el Wall Street Journal cubrieran la historia en 1992.[8]

Por este tiempo, el entonces director del Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial de la Universidad Nacional Autónoma de México, Dr. Gianfranco Bissiachi, empezó a colaborar con el Dr. Pokhmelnykh. En 1996, apoyado por Heberto Castillo, entonces presidente del Comité de Ciencia y Tecnología del Senado de México, Pokhmelnykh y Bissiachi supervisaron el desarrollo de una red inicial de tres estaciones de ionización basadas en los diseños de Pokhmelnykh. Reuters cubrió estos acontecimientos en 1996.[9]

Las estaciones ELAT (que operaban a solo uno a dos kilowatts) se asemejaban a la estructura de alambre de una gran tienda de campaña con cables de alto voltaje que conectan una pequeña formación de polos. Con la corriente eléctrica y voltaje correctos, estos cables ionizan el aire circundante, creando chorros de iones que ayudan al proceso de condensación y precipitación del vapor de agua.

El gráfico de barras (arriba) muestra la precipitación real (en azul) con la pronosticada sin el ELAT, en el estado de Durango (abajo, sombreado).

El éxito de las pruebas iniciales generó el interés y apoyo suficiente para que el sistema se ampliara de tres estaciones en 1999 a 21 en 2004. En 2003, la revista Mass High Tech publicó un artículo de discusión sobre el uso potencial de los sistemas de ionización en Estados Unidos, basado en el precedente establecido en México. Así describe el éxito de la primera estación ELAT de ionización mexicana:

La primera estación ELAT de ese país, en la árida región del estado de Sonora, aumentó el promedio de precipitación de 10.6 pulgadas a 51 pulgadas en el primer año, de acuerdo con las estadísticas del departamento mexicano de agricultura. Cuando por falta de fondos estatales se cerró la estación el siguiente año, la precipitación media midió 11 pulgadas. En el tercer año, de nuevo con la estación operativa, se registró 47 pulgadas de precipitación. [En 2003 la tecnología estuvo operando] en ocho estados en las regiones más secas de México, y algunas zonas [reportaron] el doble o triple de lluvia anual. [10]

En 2004, IEEE Spectrum también informó sobre estas operaciones en México, citando la duplicación del promedio histórico de precipitación en la cuenca central de México, que resultó en el 61% de aumento en la producción de legumbres en las zonas estudiadas.[11]

Un documento de 2008 sobre el uso potencial de estos sistemas de ionización en Texas analizó los niveles de precipitación en el estado mexicano de Durango, que se benefició con estos sistemas. Cada año desde 1999 hasta 2003 mostró un incremento significativo en las precipitaciones por encima de los niveles esperados. Los autores del documento calcularon que había una probabilidad de menos de 1 en 400 mil millones de que esto pudiera haber ocurrido por coincidencia.

Después de las pruebas exitosas hasta 2004, se realizó un encuentro para discutir la tecnología con representantes de siete agencias federales y de los nueve estados del centro y norte de México que estaban utilizando o planeando utilizar la tecnología. Esto resultó en mayor apoyo, entre ellos del Consejo Mexicano de Ciencia y Tecnología (Conacyt), para financiar la expansión continua de la red a 36 estaciones en 2006. Estos sistemas fueron tan efectivos que se utilizaron para llenar embalses específicos e incluso para apagar incendios en grandes zonas de la península de Yucatán.

La eficacia de los sistemas de ionización se puede ver en estos gráficos sobre los niveles de las represas y las medidas de las precipitaciones.

Antes de fallecer en 2006, el Dr. Bisiacchi expresó una visión optimista de lo que la humanidad podría hacer con este tipo de sistemas: "Uno de mis sueños es poder ir un tiempo a África y detener el avance del desierto del Sahara".

Desafortunadamente, después de más de ocho años de operaciones comerciales exitosas (precedidas por cuatro años de pruebas exitosas), en 2008 los sistemas ELAT perdieron apoyo en México, con particular oposición de la Comisión Nacional del Agua (que por entonces la dirigía José Luis Luege Tamargo, un agente directo del Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, la principal rganización de la monarquía británica para imponer la reducción de la población e impedir el crecimiento económico).[12]

Después el Dr. Pokhmelnykh llevó la tecnología ELAT al Medio Oriente, donde dirigió la instalación de tres estaciones en la región de las Alturas del Golán en 2011. Al operar estas estaciones durante los períodos de invierno de noviembre de 2011 a marzo de 2012, y de noviembre de 2012 a enero de 2013, pudieron aumentar las lluvias en los alrededores de siete represas en la región.

Como resultado de su trabajo, se llenaron las siete represas en toda su capacidad, algo que no había ocurrido en los 40 años transcurridos desde su construcción.[13]

Meteo Systems: De Suiza a los Emiratos Árabes Unidos

Otra variación de la tecnología la desarrolló en Suiza el grupo Meteo Systems, que empezó realizando ensayos iniciales en Suiza en 2005, y luego en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) en 2006.

A principios de 2011, una andanada de reseñas en los medios de comunicación cubrió los resultados exitosos de los sistemas en los EAU, comenzando con la edición dominical del Times de Londres que dio la primicia.[14] La cobertura inicial señaló 52 chubascos inesperados y citó el interés de numerosos científicos. Sin embargo, el nivel de publicidad aparentemente generó oposición y reacciones negativas, con subsecuentes coberturas de los medios repletas de reportajes "escépticos" que insistían en que tales sistemas nunca funcionarían.[15]

National Geographic consultó a Peter Wilderer, de la Universidad Técnica de Munich, quien aportó algunos antecedentes más a fondo del asunto, y dijo que "la tecnología de la ionización la mencionó por primera vez en 1890 [Nikola] Tesla. En 1946 General Electric realizó algunos ensayos de campo bajo el liderazgo de [Bernard] Vonnegut. Después se utilizó la tecnología con fines militares en la ex Unión Soviética". Wilderer citó evidencia que él había visto en imágenes de radar, sugiriendo que la ionización puede generar algunos efectos, pero que él personalmente no podía atestiguar sobre los trabajos de Meteo Systems.[16]

Luego de que la publicidad fue disminuyendo, en 2012 Meteo Systems rediseñó y amplió su sitio web, aportando mayores explicaciones de su trabajo, la ubicación de sus ensayos, imágenes de los sistemas y evaluaciones de qué condiciones se requieren para que funcione el sistema.[17]

Atlant: De Australia a Omán

En 2007 comenzó a funcionar una filial de Meteo Systems, Australian Rain Technologies (ART), con un ensayo piloto inicial apoyado en parte con el financiamiento de la Comisión Nacional del Agua del gobierno australiano. Utilizando su tecnología Atlant (una variante de estos sistemas de ionización), lograron en promedio 10% o más de mejoría en las precipitaciones en las zonas afectadas, y el programa se amplió a nuevos ensayos de 2008 a 2010.

En la misma ubicación del ensayo piloto (represa Paraíso, Bundaberg), de enero a mayo de 2008, los sistemas ART produjeron un incremento de 17.6% por encima de las precipitaciones previstas en un arco de 30º a favor del viento desde el sistema.

Posteriormente, el mismo año, empezaron una serie de tres ensayos en un nuevo lugar, Mt. Lofty Ranges, Adelaide. De agosto a noviembre de 2008 pudieron producir un incremento de 15.8% de las precipitaciones por encima de los niveles anticipados en un arco de 120º a favor del viento desde el sistema. Un año después, de agosto a diciembre de 2009, pudieron ampliar este éxito, generando un incremento de 9.4% en una zona de aproximadamente el doble del tamaño de los ensayos previos. El siguiente año, de agosto a diciembre de 2010, pudieron replicar de nuevo sus resultados, con un 11.5% de incremento en las precipitaciones.

En su sitio web está a disposición amplia documentación sobre cada uno de estos ensayos.[18]

Luego de sus éxitos en Australia, más recientemente la compañía encontró socios en Omán y en 2013 inició un nuevo ensayo de cinco años allí. Este programa de ensayo incluye una evaluación independiente de los resultados por el Instituto Nacional para Investigación Estadística Aplicada Australia (NIASRA por sus siglas en inglés) en la Universidad de Wollongong y comenzó con dos estaciones, con el plan de añadir dos estaciones nuevas cada año hasta la conclusión en 2018.

En el primer año del ensayo en Omán, operaron sus dos estaciones durante 170 días (de mayo a octubre de 2013) y reportaron un aumento de 18% en precipitaciones para el área, resultando en mayores escorrentías e índices de llenado de las represas. En el segundo año, como se planeó, añadieron dos estaciones y reportaron un incremento de 18.5% en precipitaciones desde su formación ampliada de cuatro estaciones (operando durante 140 días, de junio a octubre de 2014).

En el sitio web de Australian Rain Technologies están disponibles informes exhaustivos sobre el éxito de los primeros dos años del ensayo y están en proceso de seguir con la adición de dos nuevas estaciones este año, en preparación para el tercer año del ensayo.

El volumen del aumento de las precipitaciones atribuido a estas estaciones en 2013 y 2014 se estimó en unos 15 mil millones de galones por año.[19] Este estimado nos permite hacer una comparación interesante. Ya que cada estación solo requiere de unos 500 watts para operar, podemos determinar que el monto de energía requerido para incrementar el aporte de agua fresca para Omán fue de alrededor de 250 a 500 joules por metro cúbico de agua añadida (o de 50 a 100 millones de galones por día, por kilowatt), medida en el lapso de tiempo de operación.

En comparación, una nueva planta de desalinización construida en el área de San Diego de California con tecnología de punta tendrá una capacidad de 50 millones de galones por día (una tasa de producción comparable al incremento de la precipitación en Omán), pero requerirá 38 mil veces más energía para operar, 38 megawatts (produciendo agua fresca a 10.8 millones de joules por metro cúbico).

Esto nos regresa a las interesantes características del componente atmosférico del ciclo del agua. El Sol ya ha proporcionado el grueso de la energía para evaporar (y desalinizar) el agua del océano, colocándola en la atmósfera, pero una fuerza débil apropiadamente regulada (la radiación cósmica galáctica o sistemas de ionización instalados en tierra) puede jugar un rol mayor en acceder a este gran potencial.

Propuesta para California

A partir de diálogos con las personas involucradas en estas misiones y de nuestro entendimiento de los resultados publicados, parece que las estaciones de ionización empleadas en los EAU, Australia y Omán están diseñadas para operar en una escala ligeramente menor que las de la tecnología ELAT que se ha utilizado en Rusia, México e Israel. También parece que los líderes de Australian Rain Technologies son muy conservadores en sus evaluaciones y afirmaciones sobre el potencial de las tecnologías de ionización.

Aunque es claro que estos sistemas pueden incrementar las precipitaciones bajo ciertas condiciones y en ciertos momentos, aún no es claro a qué escala se pueden desarrollar y qué condiciones se pueden superar.

Se debería hacer un esfuerzo intensivo para desarrollar una gama de estos sistemas de ionización a lo largo de la costa de California, con diferentes grupos de estaciones empleando las diferentes variantes de la tecnología (ELAT, Atlant, etc.), y empleando diferentes niveles de energía y escenarios, para acelerar nuestro entendimiento del potencial de estos sistemas, mientras se proporciona alivio inmediato a California basados en sus capacidades ya bien demostradas.

El propósito inmediato será determinar cómo utilizar mejor una variedad de tales estaciones, para crear los gradientes de presión necesarios para atraer nueva humedad atmosférica al continente (procedente del océano Pacífico). Esta fue una faceta básica de las operaciones de la ELAT en México y es un rasgo de diseño clave de las propuestas para emplear estas tecnologías en California y otras localidades. Esto aseguraría que estos sistemas pueden aumentar el volumen del ciclo del agua, introduciendo nuevas fuentes de agua.

Una parte crítica de las pruebas de estos sistemas será desarrollar nuevos entendimientos de cómo funcionan los componentes atmosféricos de nuestro ciclo del agua, entendimiento que estará directamente conectado a nuestra comprensión de la relación entre nuestro sistema solar y nuestra galaxia, como se expresa en los procesos del agua y el clima.

Esta perspectiva galáctica sobre el componente atmosférico del ciclo global del agua proporciona una base revolucionaria para desarrollar mejor todos los aspectos del ciclo del agua. En el caso de California, se trata del desarrollo de la interacción entre el océano Pacífico y Norteamérica. El inicio del control del componente atmosférico de este proceso puede permitir mayor estabilidad para las represas existentes, ríos, lagos y depósitos subterráneos involucrados en la gestión superficial del agua y de los sistemas de transferencia de la región. Podemos trabajar para lograr que los flujos de humedad atmosférica esperados y los patrones de precipitación continúen como lo deseamos, y, donde se necesite, introducir nuevos flujos, aportando agua a las cuencas pluviales que proveen de agua a los ríos y represas que ya dependen de ellas.

Esto podría incluso aumentar la viabilidad y confiabilidad de los sistemas de transferencia de agua de gran escala, pero antes de abordar este aspecto discutamos el desarrollo potencial de la etapa inicial del ciclo, la desalinización del agua del océano para asegurar agua limpia regular y constante para las poblaciones urbanas de la costa.

Notas:

[1] Los cálculos de la actual distribución global del agua y de los flujos de agua utilizados en este reporte se han tomado del estudio "Estimates of the Global Water Budget and Its Annual Cycle Using Observational and Model Data" ("Cálculos del presupuesto global del agua y su ciclo anual usando datos de la observación y de modelos"), por Kevin Trenberth et al., del National Center for Atmospheric Research (Centro Nacional para Investigación Atmosférica), de Boulder, Colorado, publicado en Journal of Hydrometeorology, Vol. 8, 2007. Estos no incluyen los descubrimientos recientes de grandes acuíferos debajo de los océanos, e incluso grandes cantidades de agua en formaciones minerales en lo profundo de la corteza terrestre.

[2] Las correlaciones entre la actividad solar y las variaciones en el clima se han documentado desde hace mucho, pero todavía existe mucho debate sobre cómo ocurre esta interacción. Porque el Sol (mediante su campo magnético) modula la radiación cósmica galáctica que llega a la Tierra, Pudovkin propuso que en realidad es la radiación cósmica galáctica la que está afectando el clima de la Tierra, y la correlación de los cambios climáticos con los cambios en la actividad solar se atribuye al papel del Sol en modular el flujo de radiación cósmica galáctica que llega a la Tierra.

[3] O. M. Raspopov y S. V. Veretenenko, "Solar Activity and Cosmic Rays: Influences on Cloudiness and Processes in the Lower Atmosphere (in Memory and on the 75th Anniversary of M.I. Pudovkin)" ("Actividad solar y rayos cósmicos: influencias en la nubosidad y procesos en la atmósfera más baja –en memoria y en el 75 aniversario de M. I. Pudovkin–)", Geomagnetism and Aeronomy, abril 2009, Vol. 49, Nº 2 (pp. 137-145).

[4] El profesor Sergey Pulinets ha resaltado la importancia de esta liberación de calor latente. Véase, "Are Earthquakes Foreseable? The Current State of Reasearch" ("¿Se puede predecir los terremotos? Estado actual de la investigación"), EIR, 5 de agosto, 2011.

[5] "The spiral structure of the Milky Way, cosmic rays, and ice age epochs on Earth" ("La estructura espiral de la Vía Láctea, rayos cósmicos y las edades de hielo en la Tierra"), por Nir J. Shaviv, New Astronomy, Vol. 8, Nº 1, enero 2003, pp. 39-77.

[6] "Is the Solar System’s Galactic Motion Imprinted in the Phanerozoic Climate?" ("¿Está el movimiento galáctico del sistema solar grabado en el clima farenozoico?"), Nir J. Shaviv, Andreas Prokoph y Ján Veizer, Nature Scientific Reports, agosto 2014, #6150.

[7] De acuerdo con un artículo del profesor Pulinets, "Los ex colegas de Pokhmelnykh en Rusia no olvidaron lo que les había enseñado, y después de unos años la tecnología se aplicó en la región Krasnodar, que dio como resultado el incremento en las cosechas". Véase "Weather control? Yes, it is really possible..." ("¿Control del tiempo? Sí, realmente es posible…"), por Sergey Pulinets, en Russia Beyond the Headlines, 25 de marzo de 2009 - http://rbth.com/articles/2009/03/25/250309_weather.html

[8] "Rain, Rain, Go Away, Go Soak Someone Less Willing to Pay: Moscow Firm Offers ‘Weather Made to Order’; Our Man Requests Three Days" (Lluvia, lluvia, vete, ve a mojar a alguien menos deseoso de pagar: Firma de Moscú ofrece ‘Clima a la carta’; nuestro representante requiere tres días"), por Adi Ignatius, Wall Street Journal, 2 de octubre de 1992. "Out of Russia: For a Price, Even Weather is up for Sale" ("Fuera de Rusia: Por un precio, hata el clima está en venta"), por Andrew Higgins, UK Independent, 9 de octubre, 1992.

[9] "Científico ruso, ¿nuevo dios de la lluvia?", Reuters, 24 de junio de 1996.

[10] Jay Rizoli, "Looking for a Change in the Weather?" ("¿Buscando un cambio en el clima?"), Mass High Tech: The Journal of New England Technology, 10 de marzo de 2003.

[11] "Electric Rainmaking Technology Gets Mexico’s Blessing, But for now, doubters prevail north of the border" ("Tecnología eléctrica para producir lluvia logra la aprobación de México, pero por ahora predominan los escépticos al norte de la frontera"), por Samuel K. Moore, IEEE Spectrum, 1 de abril, 2004. http://spectrum.ieee.org/energy/environment/electric-rainmaking-technology-gets-mexicos-blessing

[12] Para mayor información sobre Luegue Tamargo, véase "Luegue Tamargo: WWF’s Hitman Against Mexico" ("Luegue Tamargo: el sicario de la WWF contra México"), por Gretchen Small, EIR, 30 de mayo de 2008.

[13] "Inducción experimental de lluvias por ionización atmosférica en las alturas del Golán, Israel, en el período invernal 2012-2013", por Mario Domínguez y Lev Pokhmelnykh, mayo de 2013.

[14] Rod Chayto y Jonathan Leake, "Looks Like Rain: Science Creates Downpours" ("Parece lluvia: La ciencia crea aguaceros"), London Sunday Times, 2 de enero, 2011.

[15] Por ejemplo, véase Jonathan Gornall, "Rumors and Rainmaking in Al-Ain" ("Rumores y creación de lluvia en Al-Ain"), The National of UAE, 3 de febrero, 2011.

[16] Brian Handwerk, "Scientists Make Dozens of Storms in the Abu Dhabi Desert? Claims of Manmade Rain Clouds Spark Skepticism" ("¿Científicos producen docenas de tormentas en el desierto de Abu Dhabi? Afirmaciones sobre nubes de lluvia producidas por el hombre provocan escepticismo"), National Geographic, 18 de enero de 2011.

[17] http://www.meteo-systems.com/

[18] http://australianrain.com.au/resources/

[19] "Two Cloud Ionisation Stations To Come Up In Sohar, Dima Wa Al Taien To Boost Rainfall” ("Dos estaciones para ionización de las nubes a construirse en Sohar, Dima Wa Al Taien, para provocar lluvia”), por Swapna Tarafdar, 1 de abril de 2015, Muscat-Daily.com http://www.muscatdaily.com/Archive/Oman/Two-cloudionisation-stations-to-come-up-in-Sohar-Dima-Wa-al-Taien-to-boostrainfall-3y3m


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Los rayos cósmicos y el Katrina

Para entender mejor la importancia de los rayos cósmicos galácticos en la modulación de las condiciones energéticas del sistema atmosférico, consideremos un estudio de 2008 que mostró una relación notable entre la actividad solar, los rayos cósmicos galácticos y el nefasto huracán Katrina que devastó Nueva Orleans en 2005.[1]

Como se describe en el estudio, un componente clave en la intensidad de los ciclones y huracanes es la diferencia de temperatura entre el océano relativamente caliente en comparación con la atmósfera superior, más fría. Una mayor diferencia de temperatura conduce a un proceso de convección más intenso, en que el aire más caliente del océano se eleva hasta encontrar el aire más frío arriba sobre la atmósfera.

En el caso del Katrina, cuando la tormenta estaba sobre el océano Atlántico, el campo magnético de la Tierra ingresó en un período de intensa fluctuación, conocido como tormenta geomagnética.[2] Las tormentas geomagnéticas pueden, a su vez, reducir el ingreso de rayos cósmicos galácticos en la atmósfera de la Tierra, porque el campo magnético de la Tierra actúa para desviar las partículas cargadas, como los rayos cósmicos galácticos. Este descenso del flujo de rayos cósmicos que llegan a la Tierra debido a una tormenta geomagnética es un fenómeno muy conocido, llamado disminución de Forbush.

Este efecto geomagnético es importante porque la constante entrada de rayos cósmicos causa una ionización de la atmósfera de la Tierra, induciendo la condensación de vapor de agua y la liberación de calor latente.

La liberación de calor latente juega un rol crítico en incrementar la temperatura de la atmósfera superior fría. Una reducción del flujo de rayos cósmicos (y su efecto de ionización) baja la tasa de condensación y liberación de calor latente, conduciendo a una atmósfera superior aún más fría. Mientras el Katrina se aproximaba al golfo de México, la reducción del flujo de rayos cósmicos causada por la tormenta geomagnética del 24 y 25 de agosto condujo a una caída de 9ºC de la temperatura de la atmósfera superior, y un consecuente incremento en la intensidad del huracán, porque el incremento de la diferencia de temperatura entre el océano más caliente y la ahora aún más fría atmósfera superior resultó en el aumento de la convección.

Esto muestra cuán significativa puede ser la aparentemente débil fuerza de la radiación cósmica galáctica en su interacción con el sistema Sol-Tierra.

Notas

[1] V. G. Bondur, S. A. Pulinets, y G. A. Kim, "The Role of Galactic Cosmic Rays in Tropical Cyclogenesis: Evidence of Hurricane Katrina" ("El papel de los rayos cósmicos galácticos en la ciclogénesis tropical: Evidencia del huracán Katrina"), Doklady Earth Sciences, 2008, Vol. 422, No. 2, pp. 244-249.

[2] Las tormentas geomagnéticas se generan por fuertes estallidos de actividad solar que bombardean y hacen traquetear el campo magnético de la Tierra, causando fluctuaciones en la intensidad.

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