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Artículos especiales

El Instituto Schiller celebra su 20 aniversario

por Alberto Vizcarra Osuna

Más de mil personas se dieron cita el 19 de noviembre en el teatro–auditorio de la Universidad Lasalle del Noroeste en Ciudad Obregón, México, para participar en el Primer Encuentro Regional de Coros organizado por el Instituto Schiller como parte de los festejos de su 20 aniversario. El encuentro coral reunió a los coros de niños y jóvenes del Instituto Schiller de Sonora y Baja California Norte, así como al coro de la Universidad Autónoma de Sinaloa y seis coros más de instituciones educativas de la localidad. El ensamble que cerró el acto puso en escena a más de 250 niños y 80 jóvenes, dirigidos por el maestro Alfredo Mendoza Mendoza. Los festejos fueron inaugurados por la esposa del presidente municipal, Cristina Orozco de Félix.

Un contrapolo moral y cultural

Ana Linda Ruíz de Martínez, directora del Instituto Schiller en Sonora, leyó al mensaje que la presidenta internacional del instituto, Helga Zepp–LaRouche, envió al acto: “Hoy celebran ustedes un gozoso acontecimiento, el 20 aniversario. Podemos mirar con orgullo hacia los cinco continentes del mundo, donde se ha desarrollado el Instituto Schiller para ser el contrapolo moral y cultural ante la amenaza de las fuerzas sinarquistas mundiales”.

La señora LaRouche precisó que esta amenaza la encarnan la reelección de Bush y Cheney en los Estados Unidos, y la crisis financiera mundial, de la cual “México es una de las víctimas principales”. En situaciones como ésta, dijo, “las ideas de Federico Schiller les pueden dar el poder y la fortaleza interna para salir adelante”.

“Todos los hombres llevan un hombre ideal dentro de sí, y la gran tarea de su vida es la de hacer su personalidad real de conformidad con su hombre ideal interno. Para esto, dice Schiller, es importante no sólo educar tu mente, sino también tus emociones, hasta que puedas confiar ciegamente en tu instinto, porque entonces nunca te dirá nada opuesto a lo que tu razón ordena”, dijo la señora LaRouche, añadiendo que “un alma bella es esa persona para quien la libertad y la necesidad, la pasión y el deber, son la misma cosa”. Esto faculta al individuo para actuar “en el nivel de lo sublime”.

Luego, la señora LaRouche desarrolló la idea de Schiller de que “el hombre no es un espíritu; es también una criatura de los sentidos. Pero si la gente fija su identidad en eso. . . entonces cualquier peligro le parece tremendo. Porque, en tanto seres físicos, son vulnerables. . . El miedo vuelve esclava a la gente; le quita la libertad en su autodeterminación”. Y añadió que “los seres humanos tienen que ubicar su identidad en una cualidad que esté más allá del reino de la existencia física, es decir, en principios que son universales e inmortales. Si la gente ubica su sentido de identidad en tales principios. . . pueden participar de la verdadera inmortalidad”.

La misión inmortal del hombre

Mayra Ruíz de Vizcarra, coordinadora del Instituto Schiller, fue quien dio la bienvenida al público destacando que, “a veinte años de que la señora Helga Zepp–LaRouche lanzara la iniciativa para darle vida a esta institución en el mundo, los propósitos fundadores de la misma mantienen una vigencia extraordinaria: el establecimiento de un nuevo orden económico basado en el progreso tecnológico, la paz y la justicia, así como un nuevo renacimiento cultural, que son necesidades apremiantes de una humanidad amenazada por la guerra y por los criterios de una política económica que le ha dado la espalda al hombre, y que ha convertido al dinero en un fetiche sujeto de una adoración pagana”.
La música, la poesía y el drama clásicos, continuó Ruíz, representan una fuente única de optimismo, fortaleza y poder: en ellas “el hombre descubre su condición de ser humano. . . Esto le da un sentido de inmortalidad. Esto lo prepara para definir su vida como la oportunidad de poner en ejercicio una misión que trascienda los confines de su existencia mortal”.

Con estos conceptos en mente, el público escuchó a la más de una decena de coros del noroeste de México que participó. Los coros del Instituto Schiller presentaron un programa musical con obras de Scarlatti, Mozart, Rossini y Bernal Jiménez, y luego, el ensamble de todos los coros interpretó una canción popular Argentina a dos voces y un canon de los Alpes. Durante el intermedio, el maestro Alfredo Mendoza rememoró los orígenes del trabajo coral en Ciudad Obregón, destacando que éste inició a principios de los 1980. Mendoza exaltó la fortuna de estar reunidos esa noche, no sólo por el hecho de escuchar el canto de tantos niños y jóvenes, “que es transparente como el aire del noroeste, e intenso como el azul de su cielo. . . no sólo porque con este encuentro coral nos sumamos a la celebración internacional del 20 aniversario del Instituto Schiller”, sino “por el hecho de presenciar en este concierto una demostración viva de los altos ideales de Schiller”.

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