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Todo sobre el "Nuevo Bretton Woods"

Se necesita un Nuevo Bretton Woods

A continuación publicamos el texto completo de la videoconferencia de Lyndon H. LaRouche, desde Francfort, Alemania, con destacados miembros del Colegio de Contadores Públicos de Lima, en Perú, llevada a cabo el 23 de febrero de 2001 y que fue transmitida simultáneamente por la internet.


Lyndon H. LaRouche, Jr.

Presentación

Roberto Alva Sánchez: Damas y caballeros tengan ustedes muy buenas noches. A nombre del Comité de Finanzas del Colegio de Contadores Públicos de Lima tengo el agrado de darles la más cordial bienvenida a esta videoconferencia internacional denominada "El reto de la inversión extranjera, consideraciones en el riesgo país", a cargo de Lyndon LaRouche Jr., conferencista internacional y experto en finanzas.

En esta oportunidad nos acompañan en la mesa directiva, en calidad de panelistas: el doctor Dennis Falvy Valdivieso, decano del Colegio de Economistas de Lima y comentarista político-económico del diario La República; el doctor Luis Lizárraga Pérez, profesor de finanzas de la Universidad de Lima; y el economista Luis Vásquez Medina, director de EIR en Perú.

Con ustedes Lyndon LaRouche, a quien recibimos con un fuerte y caluroso aplauso.

Lyndon LaRouche: Muchas gracias. Como ustedes probablemente habrán observado en la prensa nacional y en otras fuentes que tengan a su disposición, el presente sistema financiero internacional se encuentra en una etapa de desplome. Debido a la naturaleza de la situación, porque no hay decisiones claras de los gobiernos en cuanto a cómo bregar con esta etapa del derrumbe, hay cierta incertidumbre en la dirección a la que se dirige el mundo. Podemos definir opciones, probabilidades, pero no podemos decir nada con certeza, porque la certeza dependerá del tipo de acciones que se tomen.

Por ejemplo, ¿cuál es la situación dentro de los Estados Unidos? Los Estados Unidos fueron golpeados esta vez por una crisis de desregulación en el abasto de energía que ha afectado el suministro de petróleo hasta cierta medida, pero más enfáticamente la distribución de gas y electricidad dentro de los Estados Unidos, afectando a las grandes empresas de servicio público. Hemos tenido un tremendo aumento en el costo de la electricidad, del 400 por ciento y hasta más en algunas áreas. Hay mucha especulación en este campo. Ahora hay medidas en varias partes de los Estados Unidos, de dar marcha atrás y regresar nuevamente a la regulación. Hay una campaña que lleva a cabo la principal confederación sindical de los Estados Unidos, para instar a regresar a la regulación, o sea, volver a reimponer las medidas, las pautas, de regulación federales y estatales que existían antes de que el gobierno de Carter desregulara la electricidad.

Al mismo tiempo tenemos un derrumbe en los mercados financieros. Casi diario, el presidente de la Reserva Federal le inyecta miles de millones de dólares al sistema para evitar que el NASDAQ caiga por abajo de los 2000 puntos. El índice Dow Jones también está bastante endeble.

Se derrumba el importador de último recurso

Tenemos en Alemania, y también en Japón, derrumbes en los mercados bursátiles. Este es un período que se caracteriza por el papel de los Estados Unidos, conocido como el importador de último recurso.

En los setentas hubo una tranformación en la economía mundial, con la decisión del gobierno de Nixon, de agosto de 1972, que estableció un sistema de cambio flotantes. Esto fue un desastre para los países de Centroamérica y Sudamérica, entre otros. Las tasas de cambio flotantes han causado una multiplicación de la deuda existente, y la acumulación de nuevas deudas, ha sido un desastre para la mayoría de estos países.

Pero hemos llegado al momento, en el período reciente, especialmente a partir de los ochentas, en el cual los Estados Unidos dependen más y más de exportar su trabajo a mercados de mano de obra barata en el extranjero, y dependen de estas fuentes mientras cierran sus propias manufacturas.

Así es que los Estados Unidos han estado dependiendo de un gran déficit de su cuenta corriente, de su cuenta comercial. Además de eso, los Estados Unidos han estado viviendo de un tremendo influjo de divisas extranjeras, que entraban en inversiones a corto plazo en el mercado financiero estadounidense, porque las tasas de crédito eran mucho más altas aquí, en los Estados Unidos.

Ahora la economía de los Estados Unidos se está desplomando, el NASDAQ es todo un desastre y el efecto ha sido el desplome de la capacidad adquisitiva de los Estados Unidos y una contracción del flujo de ingresos para la inversión de los Estados Unidos que redunda en un derrumbe de las importaciones de los Estados Unidos, lo que, a su vez, tiene un efecto en Asia, Japón, China y otros países. Por ejemplo, Canadá también ha sido golpeado.

Ahora tenemos un derrumbe en cadena de los mercados internacionales, como resultado del decaimiento del mercado de los Estados Unidos como importador de último recurso para muchos países del mundo. México sufrirá enormemente. Tiene una vulnerabilidad de hasta 40 por ciento en su ingreso total, ya que sus exportaciones en gran medida son a los Estados Unidos. Este es el tipo de crisis que enfrentamos.

Las lecciones de 1929 a 1965

El enfoque que yo le doy al asunto es recomendarle a mi gobierno que cambie su política y regrese a las lecciones que aprendimos en el período de 1929 a 1933. Nos encontramos ahora en una crisis que es un tanto parecida, aunque peor, que la que se experimentó entre 1929 y 1933. Este es el problema. Hoy en día el problema subyacente es peor aun que en esa época. En aquella época, el presidente saliente, el presidente Hoover, colaboró íntimamente con el presidente entrante, el presidente electo Franklin Roosevelt, para emprender un proceso de cambio que produjo un sistema altamente regulado, que poco a poco sacó a los Estados Unidos de la depresión; Iberoamérica también se benefició en parte de nuestra política de "buenos vecinos" en aquella época.

Logramos pasar la Segunda Guerra Mundial exitosamente en el sentido económico. Cuando murió Franklin Roosevelt, se abandonaron algunas de sus medidas, especialmente su política extranjera. Sin embargo, durante 1945–1965 los Estados Unidos cooperaron estrechamente con Europa Occidental bajo el sistema de Bretton Woods, dentro del cual, los Estados Unidos mantenían su mercado de exportación de bienes a Europa Occidental, ayudando a su vez a Europa Occidental a construir su economía con cooperación estadounidense. Así, ambas partes del mundo se beneficiaban enormemente y algunos de estos beneficios se trasladaban también a los países de Iberoamérica.

En 1965–1966 hubo un cambio. En los últimos 35 años nos hemos ido alejando del modelo económico de 1933–1965, a un nuevo molde, a una nueva pauta de desreglamentación, de liberalización, y la globalización que despegó a partir de 1989–1990, con el desplome de la Unión Soviética.

En tanto potencia internacional, nos encontramos ahora en una situación en que no existe la estructura de la soberanía nacional y otros instrumentos con que antes contábamos, para ayudar a defendernos del desempleo en masa y cosas por el estilo.

La solución obvia, ya que tenemos que apoyarnos muchas veces en la historia pasada para guiarnos en cualquier acción de emergencia, es regresar a las lecciones aprendidas en el periodo de 1933 a 1965. Podemos restaurar algunas de las medidas políticas que funcionaron entonces. Podemos salir de cualquier depresión, con algunas dificultades claro, pero podemos salir de ella y obtener un movimiento ascendente. Pero la interrogante es cómo va a responder el nuevo gobierno de Bush, que es una nueva administración, a una situación que exige acción, precisamente de un tipo contrario a la política con la que estaba comprometido cuando fue elegido.

Tenemos un movimiento en Europa. Europa está en busca, en el continente europeo, está abierta la posibilidad de cooperar con Rusia y países del Asia. Tales como el grupo Asean más tres. Las naciones del Asean con India, China, Japón, Corea, Rusia. Europa depende en gran medida de los mercados euroasiáticos para sobrevivir, es decir, la Europa continental en el período de posguerra, por ejemplo Alemania recientemente exportaba cerca del 40 por ciento de su producto nacional total y este margen de ingresos alemanes ayudó a sostener todo el mercado europeo continental. Esto ha estado en caída libre últimamente y los europeos luchan para sobrevivir y deben encontrar mercados extranjeros de largo plazo para exportar bienes. El principal mercado para Europa es Eurasia, China y el Asia en general. Por consiguiente, esa iniciativa de cooperación por parte de Europa Occidental, Rusia y el grupo Asean más tres, es algo en marcha, pero hasta ahora los Estados Unidos se oponen. Por ejemplo en el gobierno de Bush, China y Rusia son vistos como sus principales adversarios políticos o competidores y esto tiende entonces a obstaculizar el deseo de colaboración. Pero eso es la situación en general.

Por consiguiente yo diría y destacaría, al menos desde mi punto de vista, ¿cuáles son las alternativas relativamente optimistas? Obviamente si esto sigue como va, tendremos un desastre internacional y habrá sufrimiento en todas partes del mundo. . . un sufrimiento que puede llegar a ser incalculable. Los efectos políticos pueden llegar a ser incalculables. Quién sabe hasta dónde puede llegar esto. Por tanto mi respuesta a la situación es qué podemos, qué debemos hacer en condiciones óptimas y cuál debe ser nuestra política.

Podemos conjurar las pautas negativas

En general, mi política es la siguiente: El mundo está organizado actualmente entre los Estados Unidos como potencia principal, que se ha vinculado muy estrechamente con el grupo angloamericano, o sea Canadá, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelandia y los Estados Unidos; y, por otra parte, Europa Occidental, que tiene una orientación un tanto diferente que los Estados Unidos y las potencias del mundo angloparlante. Rusia está tratando de reconstruirse y puede jugar un papel clave en las relaciones entre Europa y Asia. Africa está casi destruida. Hay una situación, de desintegración económica en general en América del Sur y América Central.

Mi criterio es que si recuperamos por fin nuestros cinco sentidos, los Estados Unidos buscarán fomentar la cooperación con un bloque de naciones, en Europa occidental, Rusia, China, India, y todo un grupo de naciones en el macizo euroasiático, con una perspectiva a 25 años de cooperación a largo plazo con bajos costos de crédito, para fortalezer la economía asiática y usar al mismo tiempo el macizo euroasiático como mercado para desarrollar europa occidental. Los Estados Unidos deben cooperar con eso.

En tales condiciones hay una parte del mundo prácticamente destruida que es el Africa al sur del Sahara, y también América del Sur y América Central. Son regiones distintas claro, pero yo creo que si los Estados Unidos cambian su orientación política hacía el mundo en general y si regresamos al tipo de política de la que es ejemplo la política del "Buen Vecino" de Franklin Roosevelt, o lo que quería iniciar el presidente Kennedy con la Alianza para el Progreso, podemos entonces conjurar las pautas negativas en América Central y del Sur muy fácilmente, con cosas tales como obras de desarrollo e infraestructura a gran escala.

México, por ejemplo, necesita ferrocarriles urgentemente. México va a necesitar ayuda para salir de esta dependencia de sus exportaciones de mano de obra barata a los Estados Unidos. Tiene una gran población, es la segunda nación de Iberoamérica por sus dimensiones, y la tenemos en la frontera con los Estados Unidos. La estabilidad y el bienestar del pueblo y de la nación mexicana debe ser una preocupación importantísima para los Estados Unidos.

Y la condición del hemisferio. . . Veamos a toda la región, América Central y del Sur. Tenemos una región con inmensos recursos naturales que están desaprovechados por la falta de desarrollo de la infraestructura necesaria para aprovecharlos. Tenemos una población relativamente reducida en América Central y del Sur en comparación con otras partes del mundo y grandes recursos desaprovechados.

Así pues que obviamente, con un programa de largo plazo, a 25 años, más o menos, con tasas de interés muy bajos y crédito a largo plazo, podemos establecer la cooperación para obras de infraestructura a largo plazo, en obras hidráulicas, de energía, etc, que sirvan de estímulo para fomentar el desarrollo del sector privado en la industria y la agricultura. El potencial, como deben saberlo, es enorme. El potencial de Perú, por ejemplo, es inmenso, pero requiere este tipo de cosas.

Yo creo que estos son las consideraciones positivas. Mi preocupación y mi trabajo internacional, tratando con las naciones en Eurasia, y en Europa con gobiernos o medios gobernamentales en Europa, por ejemplo en Italia. En el caso del esfuerzo por el nuevo sistema Bretton Woods, lo que pretendemos es juntar las mentes, ya sean en el gobierno o en el sector privado, para esta alternativa a la catástrofe actual, que no cabe duda, es una catástrofe; y esperar que incorporando estas fuerzas intelectuales y demás, en torno a una comprensión de lo que el mundo necesita. Cuál es el problema, cuáles son las opciones, cuáles son los antecedentes. Podemos entonces inducir a los gobiernos a sentarse a la mesa y a consertar el tipo de acuerdos que darían pié a un nuevo sistema Bretton Woods.

Por ejemplo, si las naciones que en cierto sentido son las propetarias del sistema del Grupo de los Siete (G-7), ahora G-8, como le llaman, que son las propetarias del Fondo Monetario Internacional, son sus amos, por consentimiento y participación de otros países, si estas naciones como parte responsable, los dueños, los gerentes del FMI, se ponen de acuerdo, podemos efectuar cambios drásticos en el mismo FMI. Estos cambios drásticos deberían remontarse seguramente a las normas de antes de 1958, de regulación bajo el antigüo sistema monetario con la idea de mantener un flujo de crédito barato, de largo plazo y a tasas de cambios fijas, o por lo menos, converger rápidamente hacía las tasas fijas. En esas condiciones puede haber prosperidad muy rápidamente.

Nuestra mejor esperanza, yo creo, es mantener éste tipo de discusión en que se tratan estas alternativas, estos temas. Hacerlo tanto internacionalmente como en el seno de cada país. Tanto en el sector privado como oficialmente. Y esperar, que con el fortalecimiento, con el fomento de un concenso en pro de la recuperación internacional, podamos persuadir a los gobiernos, conforme se agudiza la crisis, a que tomen el tipo de medidas de emergencia que devuelvan éste proceso a una base más saludable.

Gracias.

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